El papel de la educación tecnológica en la inserción laboral de los jóvenes

La mirada de seis expertos

Los cambios y transformaciones en el trabajo durante la pandemia incrementaron la demanda respecto del dominio de capacidades digitales y uso de las TICs para dar respuesta a las exigencias y condiciones generales para el empleo. 

Según un documento de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) – durante el coronavirus se duplicó, y en algunos casos hasta se triplicó, el porcentaje de empresas argentinas que utilizan tecnologías de la información y la comunicación en sus procesos productivos. 

“Esta incorporación tecnológica no sólo es dispar, sino que encuentra ciertas dificultades en el mercado laboral para satisfacer las demandas que implica; entre ellas, la ausencia de habilidades blandas o la falta de capacitación en el espectro de las tecnologías 4.0 de gran parte de las fuerzas productivas del país. Ante este escenario, la educación y la formación actualizada de las personas se posicionan como factores decisivos de inclusión socio laboral”, sostiene el trabajo. 

Por esta razón, muchas empresas están poniendo en marcha programas y proyectos para capacitar y facilitar la entrada de jóvenes en el mercado laboral IT.

“Hay un desabastecimiento importantísimo de profesionales de la tecnología”, afirma Gastón Gugliotta, Gerente General de Streambe, una compañía argentina que brinda soluciones de tecnología para la mejora de procesos y la transformación digital de las empresas. “Cuesta encontrar profesionales en el mercado”, añade.

Ante esta realidad, Streambe reunió a cinco figuras/expertos en un evento llamado “Construir el Futuro; el rol de la tecnología” en el edificio Ciudad Molina de la Ciudad de Buenos Aires, donde plantearon temas sobre  tecnología y educación para conversar sobre la problemática y plantear, cada uno desde el rol que juega en el ámbito educativo, soluciones y análisis para mejorarla. 

En este contexto, Gugliotta habló sobre la experiencia de Streambe con Generación T, una iniciativa gratuita que busca conectar a estudiantes de escuelas secundarias del Gran Buenos Aires y del interior de la provincia con empleos de calidad dentro del mundo IT. 

“Generación T es un bootcamp que busca capacitarlos, prepararlos y facilitarles el acceso a su primer empleo, e incentivar el desarrollo de la industria de tecnología en el país”, explica Gugliotta.

La iniciativa de Generación T surgió a partir de la necesidad de ir más allá de la mirada “ombliguista” de una sola empresa. “Hace dos años incorporamos chicos para prácticas profesionales a la compañía: Los tuvimos las horas que fueron necesarias, hicieron la práctica, aprendieron, terminaron y cuando los fuimos a buscar para emplearlos, ya no estaban. Eso fue un indicio de que algo bueno estaba pasando. Inmediatamente vimos que, si queríamos hacer algo grande, algo disruptivo, que genere un cambio, necesitábamos ir a la sociedad, necesitábamos ir a buscar a otros actores, ya no dependía de nosotros solos”, afirma Gugliotta.

Así, a pesar de no ser una institución educativa, Generación T logró unir voluntades y establecer alianzas estratégicas con el sector privado y el público. A través de su programa, 300 empresas ya se sumaron dispuestas a recibir a los estudiantes y ofrecerles prácticas profesionalizantes. Al mismo tiempo, mediante el concurso de más de 90 municipios, el programa obtuvo más capilaridad para llegar a más y más escuelas secundarias y jóvenes, uniendo las dos puntas del lazo.  

De esta manera, la iniciativa pasó de tener 1.500 inscriptos el año pasado a 4.200 en la actualidad. Y van por más: “Queremos escalar esta iniciativa a nivel nacional, para lo cual seguro buscaremos más apoyo de distintos programas y organismos internacionales, así como la contribución de más actores sociales que quieran ayudar a hacer que esto sea creíble. Nuestro objetivo es llegar a 500.000 estudiantes”. 

Gugliotta también destacó la importancia de la educación tecnológica desde la escuela técnica, ya que esto contribuye a una mayor ingresabilidad al mercado laboral en el área IT.

La educación en tecnología no solo es importante para la inserción laboral de los jóvenes, sino también para el desarrollo de la industria de la tecnología en el país. “Hablamos de una industria que podría ser hoy la segunda generadora de ingresos de divisas en el país. O sea, todo ese valor se está perdiendo producto de que hay un montón de cosas que no se están haciendo”, sostiene Gugliotta.

La vinculación entre escuela media y universidad, es clave

Marcelo De Vincenzi, vicerrector y decano de la Facultad de Tecnología Informática de la UAI, también sostiene que la escuela media todavía no está ajustando los planes de estudio tanto como debería para preparar a los estudiantes para las competencias requeridas en la universidad y en el mundo laboral. Por esta razón, la universidad debe acercarse a los colegios secundarios para ayudarlos a entender la importancia de estas competencias. “Para lograr un crecimiento sustentable de la sociedad, la universidad, la empresa y el Estado deben trabajar juntos y apostar por objetivos comunes”, explica. 

Asegura, además, que el gran desafío tiene que ver con saber crear y esta habilidad no se aprende de un libro, sino de la experiencia. Según De Vincenzi, los planes de estudios universitarios más modernos empiezan a estar diseñados en base a competencias, con resultados de aprendizaje específicos que los estudiantes deben acreditar para aprobar. 

“Las empresas están en constante evolución y necesitan profesionales capacitados para enfrentar los desafíos que se les presentan. Por eso, es importante que la universidad trabaje en conjunto con las empresas para desarrollar habilidades y competencias relevantes para el mercado laboral actual”, dijo De Vincenzi.

Urbanización, ciudades e inserción laboral

Por su parte, Jorge Giorno, subsecretario de la Unidad de Formación en Estrategias Urbanas y Redes de Ciudades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, considera que “la educación tecnológica no solo se trata de enseñar a los jóvenes a programar o a manejar ciertas herramientas, sino también de enseñarles a pensar de manera crítica y creativa, a resolver problemas y a adaptarse a los cambios constantes que trae consigo la tecnología”.

De acuerdo con el funcionario, la educación tecnológica debe estar integrada en todas las disciplinas y niveles educativos, desde la escuela primaria hasta la universidad, y no solo enfocarse en carreras relacionadas con la tecnología.

“La tecnología es una herramienta que nos ayuda a resolver problemas y a mejorar nuestra calidad de vida, pero no debemos perder de vista que el objetivo final es mejorar la vida de las personas y el desarrollo sostenible de nuestras ciudades”, destacó Giorno.

Giorno destaca la importancia de la educación para comprender los cambios que están sucediendo en las ciudades y cómo estos cambios afectan a los jóvenes en su inserción laboral. Según él, la educación debe ser capaz de preparar a los estudiantes para las competencias necesarias en el mercado laboral y en la sociedad en general, especialmente en un contexto en el que la tecnología está cambiando rápidamente el mundo.

El enfoque de Giorno encuentra respaldo en los estudios más recientes  que se hicieron sobre esta cuestión. Tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) calculan que para 2030 el cambio tecnológico eliminará entre el 1% y 2% de los puestos de trabajo en América Latina. Otro informe, en este caso del Banco Mundial, señala que 67% de los empleos de América Latina podrían ser automatizados. Sin embargo, los mismos organismos coinciden en que existe una chance concreta de que nuevas ocupaciones surjan y se consoliden.

“La tecnología impacta en el desarrollo de las ciudades y en la generación de nuevos trabajos.  La automatización de la industria y la digitalización del campo expulsan mano de obra pero también generan nuevos empleos que requieren mayor capacitación y educación. La industria del esparcimiento, el ocio y la educación se han convertido en generadores de empleo”, advierte Giorno.  

Y afirma: “Esto nos obliga a todos nosotros a pensar en un nuevo sistema de educación. Un sistema de educación que nos prepare para ese mundo, con programas que nos garanticen, no contenidos, sino instrumentos para elaborar las nuevas propuestas. Este es el desafío que tiene la educación”. 

Ni tecnofílicos, y tecnofóbicos

“La pandemia nos transformó,  nos hizo  más digitales”, asegura Tomás Balmaceda, doctor en Filosofía de la UBA, periodista y autor. 

Balmaceda opina, sin embargo, que debemos ser más escépticos acerca de fórmulas mágicas o visiones sencillas, ya que “estamos en una estructura compleja donde, por ejemplo, desde el Estado  no se ha dado respuestas a muchas personas que quedaron fuera del sistema”. 

Balmaceda hizo referencia a la realidad social de la Argentina y al elevado porcentaje de niños y niñas que no tienen acceso a las necesidades básicas como la alimentación. En este contexto, es importante reflexionar sobre las habilidades y responsabilidades propiamente humanas que no pueden ser reemplazadas por la tecnología, y que son fundamentales para enfrentar las problemáticas sociales actuales.

“Debemos mirar los avances de la tecnología y la inteligencia artificial para reafirmarnos en nuestra humanidad y descubrir qué cosas podemos hacer que nadie más puede hacer”, propuso. 

“Vivimos en un mundo donde la atención es cada vez más fragmentada y en el que nos acostumbramos a consumir información en pequeñas dosis, como stories de 15 segundos o videos de 90 segundos. Esta estructura es muy compleja y exige habilidades específicas para poder navegar adecuadamente”, subrayó. 

Para Balmaceda, no se trata de ser tecnofílicos, es decir de abrazar acríticamente todo lo nuevo, “asumiendo que la tecnología es lo que nos va a salvar”, ni tecnofóbicos, rechazando “todo lo que hemos logrado gracias a la tecnología”. En su opinión, debemos encontrar un equilibrio entre estas dos posturas y reflexionar sobre las habilidades propiamente humanas que ninguna tecnología podrá reemplazar.

La brecha tecnológica de género, otro desafío

Carla Arias es  líder de Formación y Desarrollo de  “Chicas en Tecnología”, una ONG que desde 2015 busca reducir la brecha tech de género en la región.

En su opinión, la brecha de género en el campo de la tecnología y las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) también es una barrera que dificulta el ingreso de los jóvenes al trabajo y no puede ser resuelta por las mujeres solas. “Es importante que el sector público, el sector privado y otras organizaciones se unan para aumentar la cantidad de mujeres jóvenes que ingresan y permanecen en el campo tecnológico”, sostiene. 

Carla propone ofrecer oportunidades de formación y desarrollo para jóvenes de entre 13 y 23 años. “Esta es una edad crítica en la que los jóvenes comienzan a pensar en su futuro y en lo que quieren estudiar y trabajar. Es fundamental intervenir en estas edades y motivar a las jóvenes a acercarse al mundo de la tecnología y superar las barreras y estereotipos”.

En la mayoría de los países de la región, la proporción de mujeres graduadas de carreras STEM no supera el 40%, según un trabajo de la CEPAL. Los campos más críticos son ingeniería, industria y construcción (con 30,8% de participación de mujeres en la matrícula de educación superior) y tecnologías de la información y las comunicaciones, TIC, con 18% de participación. 

Además, se estima que 4 de cada 10 mujeres en América Latina y el Caribe no están conectadas y/o no pueden costear una conectividad efectiva (acceso a Internet, disponibilidad de dispositivos y habilidades básicas para su utilización).

Pero, además de las habilidades técnicas, es importante también formar en habilidades blandas como el trabajo en equipo y la capacidad de aprendizaje continuo. “La tecnología es un motor de cambio y puede tener un impacto social positivo, por lo que es importante que las mujeres jóvenes puedan pensar en la tecnología de esa manera”, apunta.

También es importante -sostiene Arias- generar comunidades de apoyo mutuo entre las jóvenes y referentes de la industria para ayudar a motivar el interés de las jóvenes en estudiar carreras vinculadas a las disciplinas STEM y el sector tecnológico. Actualmente, las mujeres representan solamente el 35% de la matrícula de carreras vinculadas a las disciplinas STEM y el 17% de lo que tiene que ver con programación en la Argentina.

Lo que la tecnología no reemplaza

Emilse Garzón es periodista especializada en tecnología y una divulgadora y analista de temas relacionados con esa temática, además de ser licenciada en marketing. La especialista resalta la importancia de tener una mirada crítica respecto a la información que se recibe sobre la tecnología y lo digital, ya que es necesario comprender cómo se utiliza y no permitir que la tecnología nos deshumanice. 

Garzón también hace hincapié en que las máquinas se alimentan de nuestro aprendizaje y que si nos asustamos de cómo van a reaccionar frente a una situación, estamos poniendo en riesgo la información que les proporcionamos. 

Garzón también destaca que la educación tecnológica es esencial para la inserción laboral de los jóvenes. Sin embargo, también señala que hay una brecha de digitalización que limita el acceso de ciertos sectores de la sociedad a la tecnología y que esto puede afectar su nivel de productividad y capacidad de aprendizaje. Por lo tanto, es necesario implementar políticas públicas que promuevan la accesibilidad a la tecnología y la capacitación en su uso.

La divulgadora, que suele tratar temas relacionados a género, educación, tecnología y pensamiento crítico y conduce una sección de IT en C5N, también sostiene que la tecnología no reemplaza la necesidad de habilidades humanas, como la comunicación, la empatía y la creatividad. Por lo tanto, es importante que existan espacios de conversación y empatía para reducir la brecha generacional y las diferencias entre líderes y empleados en cuanto al conocimiento de la tecnología. 

Garzón concluye que la tecnología no debe ser vista como una amenaza, sino como una herramienta que se debe usar a favor del desarrollo y progreso de la sociedad. Para ello, es necesario hablar más del tema, explicar de qué se trata y prestar atención a cada una de las preguntas que, sobre todo, los más jóvenes hagan.

Si querés ver la charla completa entrá a: https://www.youtube.com/watch?v=rCIWvglFQHM&t=7s

Fuente: Agencia VOX
















































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