También conocido como un vehículo aéreo no tripulado, los drones tienen amplia utilidad. Desde el campo científico hasta el bélico son algunos de los sectores en los que se pueden emplear estos dispositivos.
Durante décadas se han utilizado drones; sin embargo, la Escuela Politécnica de Lausana en Suiza introdujo dos nuevos descubrimientos que influirán en el manejo del dispositivo: una interfaz que ayuda a controlar drones mediante el movimiento del torso y un chaleco que acompaña a la aplicación.
Ambas invenciones estuvieron orientadas a generar una alternativa que permitiera pilotear drones de forma cómoda y natural. El descubrimiento de los científicos dio a conocer que conducir drones con el cuerpo es más sencillo que hacerlo con ayuda de las palancas de mando o controles remotos.
El principal objetivo del descubrimiento era “diseñar un método de control que fuera fácil de aprender y que por tanto requiera menos atención mental por parte de los usuarios para que puedan enfocarse en asuntos más importantes (…)”, así lo manifestó Jenifer Miehlbradt del Laboratorio de Neuroingeniería Traslacional de EPFL.
Igualmente, Miehlbradt destacó que al hacer uso del torso para estas acciones, el usuario tiene la sensación de que están volando. A la par, afirma que controlar objetos a distancia también puede ser una labor complicada.
Cuatro puntos del torso
En un principio, con este descubrimiento, se quería conocer cómo es el proceso de pilotear los drones y cuáles de los movimientos podrían ser intuitivos. De esta forma, se crea una visión completamente distinta a la concepción tradicional de los pilotos.
Dentro de los hallazgos encontrados por los científicos en cuanto a la fisionomía humana, sólo se emplean cuatro puntos de la estructura del torso para controlar el dron, los brazos y las manos quedan completamente libres y la cabeza puede ser movilizada a gusto de los usuarios.
Con ayuda de marcadores infrarrojos, ubicados en la zona superior del cuerpo, los investigadores monitorearon los movimientos corporales de 17 participantes, quienes siguieron las acciones de un avión no tripulado virtual, transitando por medio de paisajes simulados con ayuda de gafas de realidad virtual.
Después de todas las sesiones, se lograron patrones de movimiento y se establecieron habilidades relacionadas para pilotear drones. Se determinó que el tronco del cuerpo humano superó al joystick en exactitud y confiabilidad, sólo con sesiones de entrenamiento previos.